viernes, 27 de noviembre de 2020

Poesía revelada

 Con motivo del Día contra la Violencia de Género, la profesora Adela Sola realizó con sus cursos de ESO esta interesante actividad de poesía revelada sobre textos de Emilia Pardo Bazán. Aquí está el resultado:






miércoles, 25 de noviembre de 2020

Otra silla vacía. Día Internacional contra la Violencia de Género

 Las profesoras Marina y Adela, coordinadoras de los Planes de Coeducación e igualdad y Forma Joven respectivamente, han organizado un concurso de relatos y microrrelatos para conmemorar este Día contra la violencia de género. Aquí podéis leer el relato ganador realizado por Nazaret Galdón Martínez de 3º ESO A.

OTRA SILLA VACÍA

Cuatro semanas, cuatro semanas me ha durado el bote de maquillaje esta vez. Récord. Normalmente el jodido botecito de maquillaje de Dior que cuesta ni más ni menos que 40,79 euros me dura
cuatro, pero meses. Ya no sé de qué forma tapar el color diferente que muestra mi piel en zonas concretas del cuerpo, aunque poco a poco se va unificando.
 

Llevo dos años con la persona que más quiero, no, he querido nunca, aunque esto no significa que sea el mejor trato, ni mucho menos. El problema está cuando no sabes distinguir dolor de felicidad. Yo me he dado cuenta ya, diría que a tiempo pero la verdad es que no,porque no sé cómo salir, no sé cómo salir de esta situación y cada vez veo más complicado hacerlo. Soporto el dolor físico, total, es lo mismo que recibir un golpe, una leche como se dice en mi pueblo, con un bate de béisbol, uno o varios.Pero lo inaguantable es la tortura psicológica que me crean las condiciones. Y él; él crea estas angustias y él es inaguantable, ambas cosas.

Escuchar como tu familia y amigos te preguntan sobre la ausencia de tu común sonrisa nunca es una conversación que puedas prever ni a la que sea fácil reaccionar, en ese momento yo simplemente pronuncié “Em… es que me encuentro mal”. Pero claro yo no me podría encontrar mal siempre, así mi madre me sugirió, aunque más que sugerencia fue un poco obligación, ir al médico. Mi chico,aunque más bien mi dueño, ya que yo era suya pero él no era de nadie, se enteró; no me dejó ir, no quería que nadie ajeno a la relación percatara los moratones que él me había creado o que se hicieran conscientes de mi estado mental. Aunque me molesté en estudiar psicología de forma autodidacta y me diagnostiqué un tipo de depresión llamada Distimia. Ojalá me hubiera equivocado.

Justo ahora que iba a salir a comprar el maquillaje, llega y me pregunta que qué hago; le respondo que voy a salir. Cuando me pregunta que dónde, yo no respondo. Todavía tengo la esperanza de que me quiere y no me apetece hacerle sentir mal contándole lo que iba a comprar y ,aún peor, para qué. Pero ese fue el mayor error de mi vida, porque ya no hubo más .En ese momento me tendría que haber dejado controlar y haberle contestado a la pregunta. No lo hice, y ese fue mi mayor desacierto.

Me lo volvió a preguntar, pero no me dio tiempo a responder. Ví como con las dos manos levantaba la silla roja que estaba en la entrada de nuestro piso y ni siquiera tuve la oportunidad de gritar. A lo mejor me hubiese escuchado algún vecino, era la hora de la siesta, siempre salía a esa hora para que no me viese nadie. Justo antes de que la silla me golpeara en la cabeza sentí una sensación: yo ya estaba muerta. Incluso antes de que esa silla me diese, llevaba así mucho tiempo, mi yo de siempre había fallecido.

Fue entonces cuando me levanté y le intenté plantar cara, busqué en mi interior todas las fuerzas que me habían faltado todos estos meses atrás. Aunque no fue suficiente. En esa silla roja yo no me pude sentar nunca más.

Nazaret Galdón Martínez

3º ESO (A)


También estos dos microrrelatos no están nada mal:

El safari (Ana Álamo, 2º ESO B)

Esto era una familia un domingo cualquiera. Después de comer estuvieron viendo álbumes ya que a la hija mayor le apetecía ver a sus papás de jóvenes. Empezó la mamá enseñando el suyo; pasaron y pasaron las fotos hasta que la hija vio una donde su madre estaba rasguñada por todo el cuerpo. La hija mayor le preguntó:

- Mamá, ¿por qué tenías rasguños por todo el cuerpo?

- Hija -responde la madre- yo con 20 años fui a un safari y un león me rasguñó todo el cuerpo, y gracias al guía turístico pude salir de ahí.

Si llega a pasar una semana más a mamá se la hubiera comido aquel león.



La violencia daña (Diego Pérez Algaba, 2º ESO B)

¿Qué le pasa a Roberto?, se preguntaban todos en clase. Roberto es alegre, le gusta hacer bromas, habla con todo el mundo y siempre está riendo.

Desde hace unos días se le nota triste, ya no ríe, está callado...

Cuando llega a casa y se sienta a la mesa, su padre sonríe, su madre baja la cabeza. No quiere que la vea llorar. Pero él lo sabe.